saludinfantil.com Neuroblastoma en la infancia |
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El neuroblastoma es el tumor sólido más frecuente en lactantes y niños. La edad de máxima incidencia son los 18 meses, produciéndose la mitad de los casos en menores de 2 años. La presencia de metástasis en el momento del diagnóstico es frecuente. El 70% de los neuroblastomas se localizan en el abdomen, y la mitad de ellos en una de las glándulas suprarrenales. La segunda localización en frecuencia es el tórax (15%), seguido de la región pélvica (5%) y el cuello (5%). Los neroblastomas abdominales tienen peor pronóstico que los torácicos o pélvicos, lo que parece relacionarse con su diagnóstico más tardío. En función del crecimiento y extensión del tumor y de la presencia de metástasis se clasifica en 5 tipos o estadíos: 1, 2, 3, 4 y 4S. Esta clasificación posee significado pronóstico. La edad es el principal factor determinante de la supervivencia, de manera que los lactantes (menores de 1 año) son los que evolucionan mejor, en parte debido a que el estadío 4S (el de mejor pronóstico a pesar de la presencia de metástasis) es más frecuente en ellos. La forma más frecuente de presentación es la palpación de una masa abdominal (75%), que es más habitual en el lado izquierdo. Otros síntomas son: dolor abdominal, vientre hinchado, nauseas, vómitos, diarrea/estreñimiento, fiebre y pérdida de peso. Las metástasis del tumor se suelen presentar por este orden: ganglios linfáticos próximos, hígado, huesos, pulmones, tejido subcutáneo y cerebro. El diagnóstico se basa en la sospecha clínica tras la exploración y se confirma mediante radiografías de tórax y abdomen (son características las calcificaciones), análisis de sangre en los que puede haber anemia (disminución del número de glóbulos rojos que es un signo de mal pronóstico) y determinación de la presencia en orina de derivados de la noradrenalina, dopa y dopamina (ácidos vanilmandélico y homovanílico) que se producen en exceso por el tumor. Estas determinaciones en la orina son útiles para el seguimiento. La ecografía, la tomografía computerizada y la arteriografía selectiva pueden ser necesarias y útiles. El tratamiento será quirúrgico siempre que sea posible, con extirpación de la totalidad o una parte del tumor (en ocasiones el tumor se adhiere a estructuras vitales que impiden su eliminación total). La radioterapia y la quimioterapia son necesarias aunque su utilidad es variable en función de la edad y estadío al diagnóstico. Es preciso mencionar que hasta el 12% de los neuroblastomas maduran espontáneamente a ganglioneuroblastomas benignos. Dr. Ricardo Diez García Especialista en Cirugía Pediátrica
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Fecha de la última actualización: 2004 |
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