saludinfantil.com Prolapso rectal |
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Entendemos por prolapso rectal la exteriorización de la mucosa rectal a través del recto. No es un proceso infrecuente en los primeros 3 años de la vida siendo más frecuente cuando los niños comienzan a caminar. En general, los padres acuden a la consulta del pediatra o a un Servicio de Urgencias con un componente importante de angustia, pero al explorar al niño casi siempre el prolapso se ha reducido espontáneamente. En la mayoría de los casos el problema se resuelve en unas pocas semanas y no deja secuelas. El principal factor predisponente para el prolapso es la realización de esfuerzos repetidos al defecar; menos frecuente es la presencia de un cuadro de diarrea persistente asociada o no a un cuadro de malabsorción intestinal como ocurre en la fibrosis quística o en la enfermedad celiaca. Un pequeño porcentaje de los niños que sufren un prolapso rectal presentan una causa orgánica que justifica su aparición: - Parálisis de los esfínteres anales: por ejemplo en el mielomeningocele o la agenesia sacra. - Niños muy mal nutridos y generalmente hipotónicos. - Extrofia vesical: la separación de la sínfisis del pubis y la disposición anormal del músculo puborectal favorecen el prolapso. - Niños que han sido intervenidos quirúrgicamente y en los que se ha realizado una anoplastia o una rectoplastia. Presentación clínica: el dolor sólo aparece durante la defecación y por lo general se reduce de forma espontánea; en los casos en que se requiere un reducción manual esta es sencilla. La mucosa suele sufrir rozaduras durante el prolapso dando lugar a un ligero sangrado autolimitado. Tratamiento: En primer lugar hay que tranquilizar a los padres dado el buen pronóstico de estos niños. Se debe enseñar a los padres a reducir el prolapso para los casos en que esta reducción no sea espontánea: basta una ligera presión colocando la mucosa prolapsada entre las yemas de los dedos y dirigiendo la fuerza hacia el recto. Debemos realizar una historia clínica exhaustiva con objeto de descartar la presencia de enfermedades asociadas que predisponen al prolapso y que ya se han comentado. Si existe causa orgánica o enfermedad sistémica asociadas deben tratarse estas en primer lugar, siendo el tratamiento del prolapso complementario. Se debe combatir el estreñimiento con las medidas dietéticas habituales y recurriendo al uso de laxantes suaves solo en casos excepcionales o en los estreñimientos de causa orgánica. La sedestación para defecar no debe realizarse sobre un orinal sino en el inodoro habitual, utilizando un adaptador para facilitar el apoyo adecuado del suelo pélvico. La sujeción de las nalgas con esparadrapos, utilizada antaño, no se recomienda en la actualidad salvo cuando el prolapso no regresa después de la defecación. Se suele asociar un tratamiento polivitamínico sin que exista unanimidad respecto de su utilidad real. Excepcionalmente es necesario recurrir a un tratamiento quirúrgico mediante esclerosis, fijación interna de la mucosa o escisión de la mucosa sobrante. No están justificadas las agresivas técnicas utilizadas en adultos con este problema. Dr. Ricardo Diez García Especialista en Cirugía Pediátrica
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Fecha de la última actualización: 2004 |
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