saludinfantil.com Quilotórax |
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Entendemos por quilotórax la presencia de contenido de origen linfático (linfa) en la cavidad pleural. Es una enfermedad poco frecuente y puede ser primario (de causa desconocida, como la mayoría de los que aparecen en los recién nacidos) o secundario: generalmente en niños mayores y tras traumatismos, intervenciones quirúrgicas, compresiones de la vena cava superior, infecciones mediastínicas o tumores intratorácicos. Es más frecuente en varones y en el lado derecho, siendo excepcionales los casos bilaterales. El acúmulo de linfa en la cavidad pleural comprime el pulmón y puede llegar a desplazar el mediastino y comprimir el pulmón contralateral resultando de este modo una dificultad respiratoria que puede ser grave. La linfa no recuperada en el sistema sanguíneo general determina una pérdida de proteínas y grasas que condiciona un grado variable de desnutrición. Estos dos procesos condicionan la forma de presentación de la enfermedad: dificultad respiratoria, aumento de la frecuencia respiratoria (taquipnea), coloración azulada de la piel y mucosas (cianosis) son frecuentes. La dificultad para tragar (disfagia) es consecuencia del desplazamiento del mediastino. El diagnóstico se basa en la sospecha clínica reforzada por la alteración de la auscultación cardiopulmonar. La radiografía de tórax es obligada y la punción y aspiración del derrame pleural es diagnóstica. Con estos datos y para identificar el origen del quilotórax se debe realizar un TC (scanner) mediastínico. El tratamiento inicialmente es médico (conservador), recuperando una adecuada función respiratoria. Es necesario drenar el quilotórax por drenaje continuo o por punciones repetidas. Cuando el quilotórax es espontáneo, el drenaje del mismo unido a una dieta absoluta y alimentación parenteral es el tratamiento de elección. En el resto de los casos o cuando fracasa el tratamiento conservador se recurre al tratamiento quirúrgico que consistirá en la ligadura del conducto torácico (principal vaso que transporta la linfa), establecer una derivación pleuroperitoneal (desde el espacio pleural a la cavidad abdominal), o favorecer la adherencia y fibrosis de las hojas pleurales entre las que se encuentra el drenaje (pleurodesis). Tras la intervención se requiere la estancia en una Unidad de Cuidados Intensivos y la evolución suele ser favorable con baja incidencia de complicaciones. Entre esta la más frecuente es la persistencia del derrame que se soluciona mediante una prolongación del tiempo de drenaje. La necesidad de reintervención es rara. Dr. Ricardo Diez García Especialista en Cirugía Pediátrica
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Fecha de la última actualización: 2004 |
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